El TTIP. ¿Oportunidad o amenaza?

El acuerdo de libre comercio que desde julio de 2013 negocian la Unión Europea y Estados Unidos representa un objetivo prioritario para ambos bloques. La posibilidad de crear el que sería el mayor mercado común del mundo, con un potencial de 800 millones de consumidores, es el combustible que viene acelerando las tratativas. Pero también es inflamable y, por tanto, podría quemar el proyecto: para el 18 de abril está convocada a ambos lados del atlántico una jornada de protesta contra el tratado (TTIP, por sus siglas en inglés).

 

Uno de los muchos logos utilizados por activistas contrarios al tratado.

Uno de los muchos logos utilizados por activistas contrarios al tratado.


ONGs, sindicatos, colectivos de diferente índole y no pocos partidos políticos han asumido una posición claramente contraria al TTIP. Argumentan que el acuerdo provocaría, entre otras cosas, aumento del desempleo y el empeoramiento de las condiciones laborales, además de favorecer a las multinacionales en detrimento de las pequeñas y medianas empresas. Señalan, también, que el TTIP abriría la puerta al uso de organismos transgénicos en la agricultura, algo que en la actualidad no está permitido en la Unión Europea aunque sí en Estados Unidos. Igualmente, aseguran que el controvertido método de la fractura hidráulica (fracking) en la búsqueda de petróleo quedaría permitido en territorio europeo. Y que el tratado también alentaría una mayor privatización de servicios públicos como sanidad, educación o el suministro de agua.

El secretismo con el que se han desarrollando las sucesivas rondas de negociaciones ha contribuido a disparar todo tipo de especulaciones y rumores. Y si bien en España el tema ha tenido escaso seguimiento por parte de los medios masivos, en otros países europeos como Francia y Alemania la situación ha sido diferente. El debate sobre el TTIP ha ocupado el centro del debate público, copando los titulares de los informativos y las portadas de los diarios de mayor tirada.

Ha sido la presión social la que ha forzado a los responsables de las negociaciones a dar un giro a la estrategia comunicativa y mostrar más transparencia. Esta mayor apertura, muy acertada, parece sin embargo llegar tarde ya que los principales argumentos contrarios al TTIP han conseguido calar en la opinión de miles de europeos y estadounidenses que saldrán a las calles el 18 de abril para expresar su rechazo al acuerdo.

LAS CRÍTICAS AL TTIP. ¿FALACIAS O VERDADES

Con el objetivo de despejar dudas y recoger inquietudes y sugerencias, la Unión Europea ha promovido durante las últimas semanas una serie de reuniones informativas en distintos países de la UE en las que han participado autoridades políticas, empresariales y sindicales y también representantes de diversos colectivos y ONGs. Una de las más importantes programadas para el territorio español se desarrolló en Valencia el pasado 27 de marzo. La relevancia de la cita estuvo dada por la participación del jefe del equipo negociador europeo, el español Ignacio García Bercero, y del representante de la embajada de Estados Unidos, Kris Urs.

Durante el encuentro tanto García Bercero como Urs aseguraron en repetidas ocasiones que las principales acusaciones lanzadas contra el TTIP no son ciertas.

Ignacio García Bercero, negociador jefe de la Unión Europea para el TTIP.

Ignacio García Bercero, negociador jefe de la Unión Europea para el TTIP.

“El TTIP de ninguna manera busca cambiar las leyes europeas. El caso del fracking, por ejemplo, es algo que no depende ni siquiera de la Unión Europea sino que compete exclusivamente a cada Estado miembro. Lo mismo ocurre con las leyes laborales”, indicó García Bercero. En lo referido a la liberalización de los servicios públicos manifestó que “ni Estados Unidos ni la Unión Europea tienen la intención de liberalizar el sector público ni de impedir, como se anda diciendo, la reestatización de empresas. Esas son cosas que competen a cada Estado y que, por lo tanto, no se pueden incluir en el tratado”.

Igual de categórico se mostró Urs: “Ha habido mucha desinformación respecto al TTIP. El tratado no busca reducir la seguridad alimentaria, ni promover el fracking ni tampoco la privatización de la sanidad y de la educación”. En lo referido a los derechos de los trabajadores el representante de la embajada norteamericana dijo que el TTIP, al contrario de lo que se afirma, pretende evitar una carrera a la baja en las protecciones laborales. “El acuerdo puede ser una oportunidad extraordinaria para marcar estándares a nivel global en lo que hace a la protección del medio ambiente y de los derechos de los trabajadores y de los consumidores. El TTIP puede servir de modelo para el resto del mundo”.

García Bercero completó esta idea diciendo que “con el TTIP tal vez consigamos elevar los estándares de las condiciones laborales y medioambientales de China y otros países. O igual si no lo conseguimos, dentro de 20 años seremos nosotros los que para poder competir acabemos adoptando los estándares que fija China”.

El jefe del equipo europeo se mostró convencido de que la creación de un área de libre comercio con EE.UU. “tendría un impacto positivo sobre el empleo. Hay antecedentes de acuerdos similares firmados por la UE, como el establecido con Corea del Sur, que así lo demuestran”. ¿Y qué pasaría si el TTPI no prosperara? En ese caso, dijo, “Europa acabará perdiendo influencia comercial a escala global”.

Este pronóstico fue respaldado por la mayoría de los representantes de sectores empresariales e industriales que intervinieron durante la jornada, quienes remarcaron las desiguales condiciones en las que se encuentran a la hora de acceder al mercado estadounidense respecto a empresas originarias de países que sí tienen un tratado de libre comercio con la primera potencia económica mundial. “Varios de nuestros competidores han logrado acceder al mercado estadounidense en condiciones mucho más favorables que las nuestras gracias a los acuerdos firmados por su países y nos han acabado desplazando. Para nosotros, tal como estamos ahora, es mucho más difícil poder competir en ese mercado”, explicó Pedro Riaza, de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos.

“Creemos que el TTIP es no solo oportuno sino muy necesario. No entendemos las voces que dicen que sólo beneficiará a las grandes empresas. Estamos convencidos de que beneficiará a las pequeñas y medianas empresas que hoy lo tienen muy complicado para poder exportar y acceder a ese mercado”, añadió. Por su parte el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, comentó que “cuando se llega tarde a un mercado cuesta mucho ganar un espacio. El mercado americano tiene un gran potencial de crecimiento, es un mercado de largo recorrido”. Por eso no vaciló al afirmar que el TTIP “es la prioridad comercial número uno para España y para Europa”.

QUIEN SE QUEMA CON LECHE, VE UNA VACA Y LLORA

A pesar de los numerosos argumentos a favor del tratado y de las reiteradas aclaraciones negando los asuntos más polémicos, los sindicalistas y ecologistas que participaron del encuentro mostraron sus dudas, cuando no el rechazo abierto, con relación al acuerdo. Su desconfianza no es producto de simples caprichos ideológicos. Tal como varios de ellos se encargaron de mencionar, hay antecedentes que invitan al pesimismo, como es el caso del tratado de libre comercio firmado en los años noventa entre Estados Unidos, Canadá y México (NAFTA, por sus siglas en inglés) y que ha hundido en la pobreza y la explotación laboral a millones de personas, fundamentalmente en México.

La historia, sobre todo la más reciente, enseña que las promesas del neoliberalismo acaban siendo la más de las veces meras trampas o bien promesas cumplidas pero solo para una minoría. Carlos Arriba Ugarte, portavoz de Ecologistas en Acción, fue contundente al expresar durante su intervención que “no nos creemos” las explicaciones sobre las bondades del TTIP. Como él, son miles los europeos y estadounidense que tampoco se creen estas explicaciones. Por eso, el sábado 18 de abril volverán a salir a las calles para hacerse oír.

TTIPLondres

 

 

* En un país como España en el que el presidente de gobierno comparece a través de un plasma y en el que las ruedas de prensa sin preguntas se han vuelto habituales, se agradecen iniciativas como este encuentro en el que participaron representantes de distintos sectores y en el que protagonistas claves, como García Bercero, se prestaron a responder todo tipo de preguntas.
Si bien esto debería ser lo habitual no deja de ser llamativo por la falta de costumbre.
Además, el hecho de que haya tenido en lugar en Valencia le da aún más valor ya que este comunidad ha sido una de las pioneras en eso de que cargos públicos comparezcan sin aceptar preguntas. La decisión de hacer la reunión en la capital del Turia se debió, tal como se reconoció en el acto, al empeño puesto por Victoria Palau, Directora General de Relaciones con la Unión Europea de la Generalitat Valenciana.
Ojalá todas las iniciativas que afectan a los ciudadanos ofrecieran la misma posibilidad de participar y debatir. 

 

 

 

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