Benimámet, Santiago Calatrava y el parque lineal

Santiago Calatrava es, como se sabe, uno de los arquitectos más conocidos del mundo en la actualidad. Es lo que se conoce como un “arquitecto estrella”. Es, también, uno de los más polémicos. Y no sólo por razones estéticas. Sus obras, por lo general, acaban costando varias veces más de lo presupuestado originalmente y suelen incluir importantes desperfectos: puentes peatonales que resultan resbaladizos para los peatones, bodegas con goteras, revestimientos de trencadís que se vienen abajo poco tiempo después de colocados, óperas que se inundan, dispositivos móviles de apertura que no se mueven ni se abren, entre otros.

Santiago Calatrava nació en Benimámet pero hace mucho tiempo que ya no vive en esta pedanía de la ciudad de Valencia que hoy sueña con un parque lineal que la revitalice. El arquitecto lleva décadas radicado en Suiza junto a su mujer, oriunda de aquel país. Pero vivir en pleno centro de Europa no le ha impedido a Calatrava construir en Valencia. Las obras y megaobras que llevan su firma son numerosas en la ciudad. Y es que en las últimas décadas la Generalitat y el ayuntamiento capitalino, gobernados ambos por el Partido Popular, se han mostrado muy generosos con los encargos al arquitecto. Y esa generosidad se ha visto traducida en los pagos: el complejo de la Ciudad de las Ciencias y las Artes le ha reportado a Calatrava el cobro de alrededor de 100 millones de euros en concepto de honorarios. La cifra, que a la mayoría le resultará mareante y que salió de las arcas públicas, al hombre de Benimámet le pareció incluso “modesta”.

Calatrava, flanqueado por Rita Barberá y Francisco Camps, explicando las maquetas de unos rascacielos por las que cobró 15 millones de euros.

Calatrava, flanqueado por Rita Barberá y Francisco Camps, explicando las maquetas de unos rascacielos por las que cobró 15 millones de euros.

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Benimámet reclama sus propios Jardines del Turia

De no haber sido por la firme y persistente lucha ciudadana Valencia sería hoy una ciudad menos atractiva de lo que es. Los Jardines del Turia, que en la actualidad le otorgan una particularidad y un atractivo únicos, no existirían de no ser por un grupo de personas que se atrevió a desafiar a las autoridades. En los años 70, con el franquismo aún vigente, el ministerio de Obras Públicas de España pretendía construir sobre los terrenos del viejo cauce del río una autopista de 12 carriles. Sólo la oposición de un buen número de vecinos, que reclamaban que ese espacio se reservara como zona verde, logró evitar la avalancha de asfalto prevista.

Aquel fue un momento histórico, una bisagra en el devenir de la ciudad. Nunca se podrá agradecer lo suficiente a aquellos ciudadanos que se opusieron a los planes gubernamentales.

De no haber sido por la resistencia de los vecinos, el viejo cauce del Turia sería en la actualidad una autopista.

La imagen muestra cómo hubiese quedado el viejo cauce del Turia de haberse construido la autopista. Los vecinos lo evitaron.

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