Benimámet reclama sus propios Jardines del Turia

De no haber sido por la firme y persistente lucha ciudadana Valencia sería hoy una ciudad menos atractiva de lo que es. Los Jardines del Turia, que en la actualidad le otorgan una particularidad y un atractivo únicos, no existirían de no ser por un grupo de personas que se atrevió a desafiar a las autoridades. En los años 70, con el franquismo aún vigente, el ministerio de Obras Públicas de España pretendía construir sobre los terrenos del viejo cauce del río una autopista de 12 carriles. Sólo la oposición de un buen número de vecinos, que reclamaban que ese espacio se reservara como zona verde, logró evitar la avalancha de asfalto prevista.

Aquel fue un momento histórico, una bisagra en el devenir de la ciudad. Nunca se podrá agradecer lo suficiente a aquellos ciudadanos que se opusieron a los planes gubernamentales.

De no haber sido por la resistencia de los vecinos, el viejo cauce del Turia sería en la actualidad una autopista.

La imagen muestra cómo hubiese quedado el viejo cauce del Turia de haberse construido la autopista. Los vecinos lo evitaron.


Ahora, salvando las distancias, Valencia vuelve a encontrarse ante una situación similar. Los vecinos de Benimámet, una pedanía que depende del ayuntamiento, llevan años reclamando un parque lineal en los terrenos que ocupaban las vías del tren. Pretenden unos Jardines del Turia a menor escala. Pero el gobierno de la alcaldesa Rita Barberá quiere, en su lugar, abrir nuevas calles y repartir algún que otro parterre y rotonda con algo de vegetación.

En comparación con lo que hay en la actualidad, que no es otra cosa que una larga cicatriz que atraviesa el barrio de este a oeste y se halla cubierta de basuras, escombros y malezas, la estampa misma del abandono y la desidia de años, incluso la propuesta del ayuntamiento supone una mejora. Sin embargo los habitantes agrupados en la Asociación de Vecinos de Benimámet la consideran insuficiente: saben que están ante una oportunidad única e irrepetible de lograr la transformación profunda que el barrio reclama y necesita. Y la quieren aprovechar.

Con el apoyo de arquitectos e ingenieros los vecinos han diseñado un plan de parque lineal y se lo han entregado a los responsables municipales. La respuesta del equipo de Rita Barberá ha sido ignorarlo de manera sistemática y, al mismo tiempo, elaborar una propuesta propia que, básicamente, ofrece más asfalto para una zona ya saturada de esto.

Así lucen los terrenos por dónde antes pasaba el tren en Benimàmet. (Foto: Diario Levante).

Así lucen los terrenos por dónde antes pasaba el tren en Benimámet. (Foto: Diario Levante).

 

ALEJADO NO DEBERÍA SIGNIFICAR ABANDONADO

Ubicado aproximadamente a 10 kilómetros del centro de la ciudad, Benimámet pertenece administrativamente a Valencia. Pese a ello, no aparece en las postales turísticas que promocionan la que es la tercera ciudad de España. Y con razón. Benimámet no es un sitio bonito ni tampoco atractivo. Es lo que se conoce como una «ciudad dormitorio».

Es verdad que hubo una época, cuando todavía era un pueblo cercano, en la que la burguesía valenciana elegía este lugar para construir sus fincas de verano. Emplazada a una altitud mayor a la de la capital, sus tardes veraniegas son más frescas y menos húmedas. Pero difícilmente un turista podría hoy en día sentir la necesidad de visitar la zona. Abundan las edificaciones y escasean los espacios verdes, la densidad de población es alta y su trama urbana es un conjunto comprimido de calles y aceras en su mayoría estrechas. Su diseño urbanístico, básicamente, no está pensado para el disfrute de los peatones. Así y todo, la gente vive en la calle. Al fin y al cabo, esto no deja de ser Valencia, puro Mediterráneo

Pero las cosas no tiene por qué ser así para siempre. El barrio podría convertirse en un lugar diferente, atractivo tanto para sus habitantes como para los vecinos del resto de la ciudad y, por qué no, para los deseados turistas. La construcción del parque lineal sería, éste sí, un paso en la «buena dirección», tal como reza el más reciente eslogan del Partido Popular, agrupación política que lleva dos décadas mandando en la ciudad.

Los vecinos sueñan con un gran espacio verde, con un auténtico pulmón que sirva para unir las dos mitades en las que se encuentra dividido el barrio. Quieren un lugar de concurrencia para todos, que sirva para el esparcimiento y también la práctica deportiva, que sea también un incentivo para la actividad comercial, que buena falta hace. Creen que el parque lineal podría generar empleos para la gente del barrio, de verdad, y no como Feria Valencia y el infrautilizado velódromo Luis Puig, dos de los grandes «hitos arquitectónicos» del lugar que son, también, dos grandes tragaderas de fondos públicos que no han traído, ni por asomo, la prosperidad prometida a los habitantes locales.

Lejos de ser un capricho lo de los parques lineales se ha convertido en una tendencia urbanística consolidada a nivel internacional. Muy conocidos -aunque no los únicos- son los casos de París y New York. La capital francesa cuenta con La promenade plantée mientras que la urbe americana tiene el High Line, un espacio que cada año recibe más visitantes que la Estatua de la Libertad y el MoMA. Se trata, en ambos casos, de paseos ajardinados que discurren por donde antes pasaba el tren. Justamente lo mismo que reclaman los vecinos de Benimámet.


MÁS ZONAS VERDES O MÁS ASFALTO, ESA ES LA CUESTIÓN

Como ocurriera con aquellos vecinos que se opusieron a la autopista de 12 carriles en el viejo cauce del río Turia, desde la AVV Benimámet están dispuestos a dar la batalla para evitar que el ayuntamiento se libre de construir el parque lineal. Aseguran que el proyecto diseñado por ellos es mejor que el presentado por las autoridades ya que, sostienen, reduce el espacio dedicado al tráfico rodado y aumenta el destinado a espacio verde. Aducen, además, que resultaría más barato que el que propone el consistorio. Y esto, en una situación de crisis económica y con un ayuntamiento que acumula deudas millonarias, no parece un asunto de poca importancia.

Conscientes de que la lucha conjunta es la única vía, desde la AVV Benimámet llevan meses y meses realizando distintas acciones de resistencia. Reuniones periódicas con vecinos en lugares públicos (pese a los persistentes reclamos, el ayuntamiento jamás les ha facilitado un lugar donde poder reunirse), marchas de protestas por las calles del barrio y hasta una exposición en la que puede compararse el plan de parque lineal diseñado por la AVV con la propuesta hecha por la gente de Barberá. Por cierto, desde el gobierno municipal se negaron a facilitarles a los miembros de la asociación una copia de la propuesta pública: para poder estudiarla la tuvieron que buscar por internet.

Vecinos de Benimàmet durante una marcha reclamando el parque lineal.

Vecinos de Benimámet durante una marcha reclamando el parque lineal. (Foto: AVV)

 

BENIMÁMET: EL EXTRARRADIO TAMBIÉN ES VALENCIA

Para lograr los objetivos que persigue la AVV Benimámet es fundamental contar con una masa crítica y participativa. Pero los tiempos actuales no parecen demasiado propicios. A la gente le cuesta sumarse a causas colectivas. Resulta complicado convencer a los vecinos de que dejen sus ocupaciones y distracciones para involucrarse en algo que no deja de ser tedioso y demanda constancia.

Esta es la realidad. Las cosas, la mayoría de las veces, no son fáciles. Cuestan mucho. Aunque no todo es imposible. La historia es prolífica en casos en los que el poder ha impuesto su voluntad, pero también lo es en casos en los que la voluntad del pueblo consiguió resistir y alcanzar lo anhelado.

La referida lucha por los Jardines del Turia es un claro ejemplo, como también lo son los más recientes de Gamonal en Burgos o del Cabanyal, precisamente en Valencia. Son ejemplos en los que Benimámet debe mirarse pero también lo debería hacer el resto de ciudadanos de Valencia. Si no hace falta vivir en Gamonal o en el Cabanyal para defender activamente sus causas, lo mismo debe valer para Benimámet. Todas aquellas personas que vivan en Valencia – da igual el barrio en que lo hagan- y a las que les preocupe contar con una ciudad más justa, agradable, equilibrada y digna de ser disfrutada, no pueden resultar indiferentes a esta pelea. Porque de eso se trata, de una disputa entre dos fuerzas dispares. David contra Goliat. Otra vez.

Sabemos que hay ocasiones en las que el pequeño puede con el gigante. Ante la duda, ahí están los Jardines del Turia para recordarlo. Si fue posible una vez, ¿por qué no habría de repetirse la historia? ¿Se puede? ¿Podemos? Parecen buenos tiempos para esta palabra y para quienes creen en ella.

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