Visiones de Europa

“El café es un lugar para la cita y la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flâneur y para el poeta o el metafísico con su cuaderno”. Para el filósofo y escritor francés George Steiner la idea de Europa no puede entenderse sin el café como espacio fundamental en la vida de los ciudadanos y, por extensión, en el devenir del propio continente.

“Europa está compuesta de cafés. Estos se extienden desde el café favorito de Pessoa en Lisboa hasta los cafés de Odesa frecuentados por los gangsters de Isaak Bábel. (…) Si trazamos el mapa de los cafés, tendremos uno de los indicadores esenciales de la idea de Europa”, sostiene Steiner. Y asegura que “mientras haya cafés, la ‘idea de Europa’ tendrá contenido”. (1)

cafedeParis

(Este texto fue publicado originalmente en comunicadoresporeuropa.org en octubre de 2015)

El café como plaza pública pese a ser un espacio privado, como lugar de diversidad en el que se juntan, mezclan, hablan, debaten, proponen, discuten personas de diferentes estratos sociales y económicos y múltiples ideologías.

En otro libro, otro escritor, el valenciano Rafael Chirbes, se pronuncia de manera muy parecida cuando habla del café parisino, “una institución que había de ser al mismo tiempo centro de reunión, lugar de tertulia literaria y política, salón de lectura, foco y centro distribuidor de bulos, noticias y revoluciones, y cuarto de estar durante las largas, frías y lluviosas tardes de los inviernos de París” (2). El autor de Crematorio recuerda también que “Viena, como capital de un gran imperio, fue el boyante centro del mercado intelectual austrohúngaro, y los cafés, la vitrina donde se exponían las ideas más brillantes, las palabras más maliciosas”.

Mientras transcribo estas líneas y las releo, no puedo evitar pensar que Comunicadores por Europa nació en un café y que las reuniones habituales de su Junta Directiva se desarrollan en establecimientos de este tipo.

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Atractivo divertimento éste, el de resumir la idea de Europa en una frase, un objeto o una imagen. Ante la misma pregunta, ¿Cuál es mi idea de Europa?, me encuentro con que la respuesta tiene similitudes, salvando las distancias, con lo apuntado por Steiner y Chirbes.

Para mí Europa son sus terrazas, sus espacios peatonales, los cascos históricos de sus pueblos y ciudades por donde puede uno perderse mientras deambula sin rumbo fijo, dejándose llevar por sus recovecos, haciendo el flâneur mientras admira la fachada de edificios históricos, los portales de sus iglesias, la simetría de sus plazas, la prolijidad de sus espacios ajardinados, interrumpiendo ese recorrido para asomarse a las vitrinas o adentrarse en el interior de alguna panadería tradicional, una librería con encanto, un claustro universitario, un museo de arquitectura vanguardista o una taberna sin mayores pretensiones que las de dar de comer bien a sus clientes.

Calles como ésta de Lisboa, que invitan al paseo, son características de las ciudades europeas.

Calles como ésta de Lisboa, que invitan al paseo, son características de las ciudades europeas.

Se podrá decir que en otras partes el mundo también hay bares con terraza, espacios peatonales por los cuales deambular y fachadas de edificios e iglesias por admirar, que no solo Europa posee estos atributos. Y no estará del todo errado quien lo diga, pero en pocos lugares seguramente pueda entregarse uno a estas actividades con la libertad y la tranquilidad que en el viejo continente, donde gentes de las más variadas nacionalidades y estratos sociales se entreveran sin problemas ni prohibiciones derivadas de usos y costumbres sociales y religiosos.

En pocas partes puede uno darse un garbeo por lugares con solera de tantos siglos. Volvemos a Steiner: “Europa ha sido y es paseada. (…) Las calles, las plazas recorridas a pie por los hombres, mujeres y niños europeos llevan, centenares de veces, nombres de estadistas, militares, poetas, artistas, compositores, científicos y filósofos. (…) Releer los rótulos de sus calles es hojear un pasado presente”.

El peso de la historia. Europa como lugar de la memoria.

En cualquier caso, hablamos de impresiones, de sensaciones personales. Algunos coincidirán en esta idea de Europa; otros, por lo contrario, discreparán. En la variedad está el gusto. Y eso también es Europa.

 

Referencias:
1. George Steiner, La idea de Europa, Editorial Siruela.
2. Rafael Chirbes, El viajero sedentario, Editorial Anagrama.

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